La autoestima de un niño no nace de la nada. Se construye día a día, con cada palabra, cada mirada y cada gesto de amor.
A veces nos centramos en lo que les falta o en lo que pueden mejorar, pero… ¿y si les ayudamos a descubrir lo valiosos que ya son?
Ayúdales a descubrir qué se les da bien, qué les gusta y qué los hace únicos.