✈️⚠️ Hay ideas que suenan bien en el papel, pero que en la práctica terminan saliendo carísimas. Y no hablo solo de lucas, sino también del impacto en el acceso, la equidad y el funcionamiento de mercados que, aunque no son perfectos, han permitido avances concretos. El proyecto de ley “Devuélveme mi Pasaje” es un buen ejemplo de eso.
El problema es que parte de un supuesto erróneo: que las aerolíneas abusan. Pero lo cierto es que el modelo de revenue management, que permite vender pasajes a precios como $9.990 y cobrar por los servicios adicionales (denominados ancillary) es el que permite la flexibilidad de ofrecer tickets a bajos precios. Si esa lógica desaparece, también lo hará la posibilidad de encontrar vuelos baratos.
Hoy, los pasajes cuestan menos de la mitad que hace 10 años, y eso no fue casualidad: fue libertad tarifaria, mayor competencia y un sistema que, con sus matices, logró que volar dejara de ser un lujo.
Si esta ley avanza, los más perjudicados serán quienes más necesitan esas tarifas básicas para conectar regiones, visitar a sus familias o simplemente viajar sin endeudarse. Subirían precios y podrían reducirse los destinos, frecuencias y la oferta. Sin ir más lejos, en el último tiempo JetSMART y SKY han sacado aviones de Chile para destinarlos a otros mercados más atractivos.
🙄 Esto me recuerda a otro insólito proyecto de ley para eliminar las multas por circular sin tag en autopistas presentado por el diputado Jaime Mulet (FRVS).
Hablemos de consecuencias: Incentivo a los “patudos” para circular gratis por las carreteras, mayor costo fiscal, el regreso de los peajes manuales y que pueda tambalear el sistema de concesiones, que ha permitido el desarrollo de infraestructura pública —como nunca antes— en las últimas décadas en nuestro país.